Una Lección de Paz y Generosidad: Reflexiones en este bendito fin de semana de Pascua – wayne centrone
Como Directora Ejecutiva de HBI, a menudo me preguntan qué me inspira para seguir adelante y continuar impulsando nuestra misión de construir futuros para los niños, las familias y los profesionales sanitarios. La respuesta es sencilla y profunda: son los chicos a los que tenemos el privilegio de cuidar y el increíble personal que vuelca su corazón y su alma en este trabajo a diario.
En este fin de semana de Pascua, tiempo de reflexión, renovación y esperanza, me conmueven profundamente las lecciones de paz, generosidad y compasión que se despliegan ante mí a diario. Estas lecciones no vienen en grandes gestos o logros monumentales, sino en los momentos tranquilos y sencillos que me recuerdan el verdadero significado del cuidado y la integridad.
Pienso en el otro día, cuando vi a uno de nuestros hijos sentado con su hermano pequeño. El pequeño estaba enfadado, sus hombros temblaban de frustración y, sin decir palabra, su hermano mayor lo abrazó. No era sólo un abrazo: era un recordatorio suave y tácito de amor, seguridad y conexión. Al observarlos, me sorprendió la belleza de aquel momento. Fue un recordatorio de por qué hacemos lo que hacemos, y por qué nunca debemos dejar de trabajar para garantizar que HBI disponga de los recursos necesarios para seguir construyendo futuros para los niños y las familias.
Estos momentos de amor y cuidado no son aislados. Son el tejido mismo de nuestro trabajo. Todos los días veo a niños que ayudan a niños, a miembros del personal que se sientan tranquilamente con un niño en sus momentos más vulnerables, simplemente dando espacio a sus lágrimas y frustraciones. Estos actos de compasión son profundos en su sencillez, y me recuerdan que el cuidado no consiste en arreglar o solucionar, sino en estar presente, en mostrarse con amor, paciencia y comprensión.
Nuestro personal es el corazón y el alma de HBI. Encarnan los valores de compasión e integridad en todo lo que hacen. Su dedicación me hace sentir humilde. Lo veo en los pequeños actos silenciosos que a menudo pasan desapercibidos: un profesor que se queda hasta tarde para ayudar a un niño con los deberes, un cuidador que anima amablemente a un chico a intentarlo de nuevo tras un contratiempo, o un miembro del personal que se toma el tiempo de escuchar, escuchar de verdad, los miedos y sueños de un niño.
Y luego está nuestro equipo administrativo, los héroes anónimos de nuestra organización. Su trabajo suele realizarse entre bastidores, raramente reconocido, pero esencial. Son los que hacen que HBI funcione y garantizan que podamos vivir nuestra misión cada día. Desde la gestión de presupuestos hasta la coordinación de la logística, desde la creación de asociaciones hasta el fomento de nuestra comunidad de simpatizantes, sus incansables esfuerzos hacen posible todo lo que hacemos.
Pienso en las incontables horas de comunicación, conexión y planificación que se dedican a crear y mantener nuestras asociaciones. Estas relaciones son la base de nuestro trabajo y exigen un nivel extraordinario de compromiso y cuidado. Nuestro equipo se vuelca en este trabajo porque cree, como yo, en el poder de la comunidad para crear el cambio.
Y luego estáis vosotros, nuestra comunidad de donantes. Vuestra generosidad es la razón por la que podemos hacer este trabajo y tener un equipo tan dedicado y apasionado. Cada donativo que haces y cada momento que pasas apoyando a HBI es un acto de amor y de creencia en nuestra misión. Formas parte de esta historia de atención y compasión, y te estamos profundamente agradecidos.
Reflexionando sobre el verdadero significado del cuidado, la compasión y la integridad, esta Pascua me siento inspirada por la belleza de nuestro trabajo conjunto. Me inspiran los chicos que me recuerdan cada día el poder del amor y la conexión. Me inspira el personal que da tanto de sí mismo a este trabajo, y los donantes que lo hacen posible.
Me recuerdan que la paz y la generosidad no son ideales abstractos, sino experiencias vividas encarnadas en momentos sencillos y cotidianos de atención y conexión. Son un hermano abrazando a su hermano, un miembro del personal sentado tranquilamente con un niño o un donante que decide dar.
A medida que avanzamos, me comprometo a garantizar que la HBI siga siendo un lugar donde puedan florecer estos momentos de amor y cuidado. También me comprometo a construir futuros para los niños y las familias, a apoyar a los profesionales sanitarios que formamos y a alimentar las asociaciones que hacen posible nuestro trabajo.
Gracias por formar parte de este viaje. Gracias por creer en nuestra misión y compartir nuestra visión de un mundo en el que todos los niños conozcan la seguridad y el amor que merecen.
Que esta Pascua nos recuerde a todos el poder de la paz, la generosidad y la compasión. Que todos encontremos inspiración en los sencillos y bellos momentos de cuidado y conexión que nos rodean a diario.
Con gratitud y esperanza.
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